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Ya hace años que médicos y nutricionistas aconsejan reducir o incluso eliminar totalmente el consumo de azúcar de nuestra dieta. Y cuando hablamos de azúcar, no nos referimos únicamente al endulzante que echamos al café. De hecho, una gran parte de los alimentos procesados que consumimos lo contienen. Algunos son muy evidentes, como por ejemplo la bollería industrial. Pero hay otros, como los refrescos, los zumos o incluso el kétchup, que también contienen azúcar (¡y algunos en grandes cantidades!).

De hecho, la situación ha llegado a un punto lo suficientemente importante como para que la OMS (la Organización Mundial de la Salud) tomara cartas en el asunto. Y desde 2015 inició una campaña desaconsejando el abuso de este endulzante tan popular.

En realidad, la necesidad de azúcar a nuestra dieta no debería de sobrepasar el 10% de las calorías ingeridas. La OMS, en su momento, aconsejaba no superar el límite de 50 gramos diarios, el equivalente a unas 12 cucharadas de azúcar. Nos puede parecer una gran cantidad, pero si tenemos en cuenta que una simple lata del refresco que más nos gusta (y sí, incluso los refrescos light llevan azúcares) ya contiene el equivalente a 10 cucharadas, nos daremos cuenta que es muy fácil superar ese límite.

Y es que las consecuencias de consumir azúcar en exceso van más allá de pasarse con el límite de calorías y puede resultar bastante más perjudicial de lo que nos imaginamos.

• Caries dentales: Es el principal prejuicio de una dieta con un alto consumo de azúcar. Las bacterias cariogénicas (las que “habitan” el interior de nuestra boca) se nutren de azúcares simples, generando un ácido que daña el esmalte dental. Eso provoca diversas enfermedades dentales y bucales. La más común, la caries.
• Incremento de triglicéridos en sangre: Si a un exceso de azúcares le sumamos un gran aporte de grasas, se favorece la síntesis y acumulación de triglicéridos. Si no se modera su consumo puede derivar en una hipertrigliceridemia y que representa un mayor riesgo cardiovascular.
• Predisposición al acné: Si ya padecemos una predisposición al acné, la elevada liberación de insulina que provoca consumir azúcares simples en exceso facilita los brotes.
• Aumento de peso y obesidad: Los alimentos ricos en azúcares contienen, a su vez, un exceso de calorías. Además, tienen un bajo poder saciante. Por otro lado, el exceso de azúcares como la fructosa genera una resistencia a la leptina, la hormona que controla la sensación del hambre. De esta manera, abusar de los azúcares nos lleva a perder el control sobre nuestra hambre.
• Diabetes: Es una de las enfermedades más extendidas y, a menudo, se ocasiona por un exceso de azúcar en el organismo. El consumo habitual de refrescos, bebidas energéticas, gaseosas y limonadas propicia la aparición de diabetes tipo 2.
• Mala alimentación: Los estudios demuestran que aquellas personas que obtienen un 18% de sus calorías diarias de alimentos ricos en azúcar suelen presentar deficiencias nutritivas básicas, especialmente en vitamina A y C, ácido fólico, calcio, y hierro.

• Adicción: Hay estudios que demuestran que el exceso de azúcar genera adicción en animales. Aún no está demostrado que esto pase con los humanos, pero la idea general es que también se produce.
• Hipertensión arterial: Aunque no sea uno de los principales desencadenantes, existen estudios que demuestran la relación entre el consumo diario en exceso de azúcar y la aparición de la hipertensión arterial.
• Esteatosis hepática: Esta enfermedad, también conocida como hígado graso se produce por una sobrecarga de este órgano. El hígado se ve sobrecargando porque es que es el único órgano responsable de metabolizar la fructosa. Si la consumimos en exceso, cuanta más fructosa se acumule más trabajará nuestro hígado.
• Insuficiencia renal crónica: Aún no existen estudios definitivos que demuestren cómo el exceso de azúcar puede incidir en el padecimiento de esta enfermedad. Por el momento se ha demostrado que, por ejemplo, el consumo habitual de bebidas con un alto contenido de azúcares (refrescos, bebidas energéticas) puede provocar albuminaria. La albuminaria es un proceso patológico que se manifiesta por la presencia de albúmina en la orina, evidente indicador de fallos en el funcionamiento correcto de nuestros riñones.
• Gota: En cambio, sí existen estudios que demuestran la relación entre el consumo excesivo de azúcares y la gota, una enfermedad producida por la acumulación de ácido úrico en distintas partes del cuerpo, especialmente en las articulaciones, los tejidos blandos y los riñones.
• Acumulación y retención de líquidos: Al igual que con la sal, el exceso de azúcar puede provocar una acumulación excesiva de líquidos en nuestro cuerpo. Esto se traduce en la aparición de hinchazones, especialmente en las manos, las piernas y el contorno de los ojos. De esta manera, aumenta el riesgo de sufrir ojeras, varices,etc.
• Carencia de vitamina B: Los azúcares, para poder ser metabolizados por nuestro organismo, precisan de las vitaminas del complejo B (B1, B2, B15). El consumo excesivo se puede traducir en una deficiencia vitamínica importante.

¿A quién no le gusta un dulce? Quizás no sea necesario que eliminemos totalmente el azúcar de nuestra vida. Pero sí que es importante que reduzcamos su consumo.